En el año 2001 viví en Puerto Barrios, Izabal, una ciudad-puerto en la costa caribeña de Guatemala. Solo cinco años después de la sangrienta guerra civil (1960-1996), Puerto Barrios estaba más o menos bajo control militar, pero las calles estaban bajo el dominio de los cárteles de drogas y pandillas locales. 13 años después, volví a Guatemala para documentar la vida cotidiana de una sociedad desgarrada entre el miedo y la esperanza. Hoy en día, Puerto Barrios es el municipio con la tasa de asesinatos más alta de Guatemala (137.47 por cada 100,000 habitantes). Los cárteles de drogas mexicanos han expulsado o eliminado a la competencia local y están luchando por rutas de tráfico importantes. Un Estado debilitado por la corrupción se mantiene impotente. Muchas cosas han cambiado desde 2001, pero lo que persiste es la violencia. Hay una frase común que dicen los guatemaltecos: “En Guatemala, la vida no vale nada”.
Guatemala, 2015
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